sábado, 4 de abril de 2009

LOS PROYECTOS DE AULA

Los proyectos de aula y el aprendizaje significativo
¿Cómo ayudar a los niños y niñas a sacar el máximo provecho posible de sus años escolares? Décadas de investigación psicológica y pedagógica nos ofrecen hoy claves importantes para empezar a responder esta pregunta.
Sabemos que el aprendizaje no es una actividad de simple recepción pasiva de información externa, sino que exige un trabajo mental activo del aprendiz, quien debe movilizar esquemas de conocimiento que ya posee para poder procesar la información nueva. Lo nuevo interacciona con lo que el aprendiz ya sabe, y se incorporará o no a sus estructuras mentales según pueda de alguna manera engarzarse con el saber previo y/o producir transformaciones en él .La mente de los seres humanos, y muy en particular la de los niños y niñas, no necesita ser "despertada" para aprender: su estado normal es el de actividad, pendiente siempre de su entorno y lista para afrontar retos. Pero aprender es un esfuerzo, y sin interés ese esfuerzo no se realiza. Lo afectivo está entonces indisolublemente ligado a lo cognitivo: hace falta que el que aprende quiera aprender, por una u otra razón. Es necesario que esté dispuesto a atender, a trabajar la información, a interpretar, a perseverar... .El aprendiz necesita tener control sobre su actividad de aprendizaje: necesita participar en la toma de decisiones sobre qué está haciendo y por qué lo está haciendo, sólo de esta manera puede afrontar exitosamente la (re)construcción de saberes complejos.Y en los humanos, el aprendizaje es un proceso social: aprendemos de otros y junto a otros, interaccionando con expertos y con iguales, relacionándonos con productos culturales diversos, dialogando, observando modelos, atendiendo a explicaciones y demostraciones que nos interesan, confrontando nuestras ideas y propuestas con interlocutores diversos.
los proyectos de investigación constituyen una de las piezas fundamentales de una escuela de nuevo tipo, más auténtica y más eficaz en su tarea de facilitar el aprendizaje infantil.¿De dónde pueden surgir las ideas para los proyectos?nos parecen tan importantes las que hemos llamado experiencias desencadenantes, como las salidas a parques y museos, las visitas a industrias y comercios, las conversaciones con expertos, la lectura de cuentos, biografías o relatos de exploradores, la observación de videos sobre la Naturaleza… Ellas ofrecen vivencias ricas que nutren la mente infantil y pueden motivar a los pequeños a plantearse preguntas. También las actividades cortas y fértiles, dentro de su mayor estructuración, son labores que pueden contribuir a conformar inquietudes infantiles sobre ciertos asuntos. Pensamos, por ejemplo, en demostraciones, simulaciones, pequeños experimentos guiados, juegos…La vida de los niños fuera de la escuela es otra posible fuente de ideas para proyectos. Para ello es importante dejarla entrar en el aula, y no cerrarle las puertas: entre las experiencias desencadenantes y las actividades fértiles que se realicen puede haber varias orientadas a tal efecto. Por ejemplo, los textos libres, los dibujos libres, las carteleras de Novedades elaboradas con material que aporten alumnos y docente, las conferencias infantiles... Una buena idea en esta línea es la agenda de bolsillo del educador italiano Mario Lodi (mencionada por Tonucci, 1999, p. 192). El maestro Mario lleva siempre consigo una pequeña agenda donde anota temas de conversación que tienen los niños entre sí y que él alcanza a oír. Son ecos de la vida e intereses infantiles que le llegan al docente en los momentos antes de entrar al aula, en el transcurso de los trabajos de equipo o en los recesos. Lodi va tomando nota, y al final de unos días analiza lo que tiene. Este material le sirve para conocer mejor a sus alumnos y, eventualmente, para proponerles temas de proyectos. La experiencia "en bruto" de los niños es así tomada y organizada por el educador, quien luego se la devuelve a los estudiantes para que sigan trabajando a partir de ella. La misma actividad investigativa es una rica cantera de ideas para nuevos proyectos. Una indagación ayuda a responder ciertas preguntas pero a la vez plantea otras, y a medida que permite conocer determinados temas va develando nuevos campos culturales a explorar. He ahí una gran diferencia entre los proyectos y los ejercicios y actividades que normalmente aparecen en muchos libros de texto: los proyectos no terminan en un final concluyente, sino que se abren a nuevos interrogantes y nuevas posibilidades de indagación, mientras que los ejercicios de los textos son generalmente cerrados y suponen llegar a una serie precisa de resultados y a unas conclusiones con las cuales termina el proceso, sin ulteriores desarrollos, sin viabilidad para experiencias nuevas, sin que se abran caminos (Ciari, 1977).
Los miembros de la clase pueden realizar "lluvias de ideas" y las posibilidades mencionadas se pueden anotar y fijar en una cartelera, para que todo el mundo tenga oportunidad de pensar sobre ellas durante un tiempo, antes de definir su proyecto.
Como ayuda orientadora adicional, que contribuya a perfilar indagaciones infantiles, puede recurrirse a las sugerencias para proyectos de manuales para docentes, libros informativos para niños, libros divulgativos, etcétera. Cuando haga falta, pueden servir para que los niños escojan entre ellas lo que quieran hacer, usándolas como un banco de posibilidades a su alcance. No serían una imposición sino un conjunto de invitaciones y de sugestiones. Incluso, a lo mejor una propuesta de este banco sirve como punto de partida, pero es considerablemente modificada luego por los estudiantes investigadores. El educador puede ir completando su banco de ideas para proyectos gracias a diversas fuentes y a sus propios planteamientos.

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