martes, 17 de febrero de 2009

ALGUNAS IDEAS DE CECILIA BRAVLASKY

Cecilia Braslavsky concentró su atención en los aspectos igualitarios y discriminatorios en los procesos educativos, siendo una apasionada defensora de la escuela pública. En la década de 1990 creó el concepto de "fragmentación", para referirse precisamente a la existencia de escuelas diferenciadas para ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
Una escuela inteligente es aquella capaz de formularse buenas preguntas habiendo asumido el desafío de formar sujetos competentes con identidades múltiples y solventes. En consecuencia, es posible presuponer que es más inteligente una escuela que rechaza las soluciones estereotipadas que puso en práctica durante un largo período de su historia, porque detecta problemas que no están bien resueltos, que aquella que no los detecta y sigue cumpliendo con sus actividades de manera rutinaria. Del mismo modo, se puede pensar que es más inteligente una institución educativa que resiste reflexivamente alternativas nuevas que no comprende, que otra que asume cualquier propuesta sin formularse preguntas.
Existe en la actualidad una profunda revisión de paradigmas en la educación latinoamericana. Esto acontece a raíz de la crisis de los dos grandes marcos referenciales surgidos de la sociología, el funcionalismo y el reproductivismo. A consecuencia de ello hay una emergencia y constitución de nuevos núcleos de ideas, los cuales están vinculados sobre todo a las teorías estatales (paradigmas neoliberal, neoconservador, neokeynesiano, tecnocrático y humanista). Los mismos están en plena fase de competencia por la hegemonía en el campo de la teoría y de la praxis educacional, y ponen en juego nada más y nada menos que el sentido que va a tener la educación en nuestros países por un prolongado ciclo histórico Cecilia Braslavsky, desde otra consideración, se interesó por el fracaso escolar y la discriminación educativa (Braslavsky; 1985). El tópico aceptado era que la escuela podía atenuar o acentuar las diferencias sociales, y que ello era una posibilidad lógica y fáctica que dependía de un conjunto de factores vinculados a la dinámica del poder y a las hegemonías en la arena política, y también a factores intrínsecos al sistema educativo, como su estructura, funcionamiento y estilos de gestión.
El problema del "fracaso escolar" le exigió una comprensión pormenorizada de las causas del fracaso de la escuela antes que del educando, que derivó en una teoría de los factores endógenos y exógenos, externos e internos a la institución educativa (Borsotti, C. y Braslavsky, C.; 1990). Braslavsky las redujo desde un principio a las variables culturales y materiales, partiendo del supuesto de que el incumplimiento de los logros que se propone la escuela es parte de una tensión entre aparato escolar y cultura, que se supera eliminando los obstáculos (las ajenidades o formas e intenciones pedagógicas extrañas a los sujetos educativos) presentes de modo explícito u oculto en la constitución, currícula y funcionamiento de la institución escolar.
Braslavsky derivó en una interpretación culturalista del fracaso de la escuela, partiendo de la idea de que los sujetos educativos están de algún modo sometidos en ella a imposiciones culturales que atentan contra su voluntad de ser sujetos, y que entonces hay que re-inventar la escuela y los sistemas educativos para permitir que aquéllos puedan realizarse como tales en su identidad y competencia

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