sábado, 2 de mayo de 2009

DECROLY

Como pedagogo, Decroly ha definido su programa en una fórmula que se ha hecho célebre: "la escuela por la vida para la vida". Quiere, en efecto, que la escuela, cuyo marco ideal es el campo, tenga un programa de acuerdo con la psicología del niño y que responda a las exigencias de la vida individual y social actuales. Con este objeto debe suministrar una iniciación práctica a la vida por medio de dos conocimientos esenciales:
a) El conocimiento por el niño, de su propia personalidad; la toma de conciencia de su yo y, por consiguiente, de sus necesidades, de sus aspiraciones, de sus fines, en fin de cuentas, de su ideal.
b) El conocimiento de las condiciones del medio natural y humano en el cual vive, del cual depende y sobre el cual debe actuar para que sus necesidades, sus aspiraciones, sus fines, su ideal, sean accesibles y se realicen, y todo esto sin perjuicio de una preparación para comprender ampliamente las necesidades, aspiraciones, fines e idéale de la humanidad, las condiciones de su adaptación y los medios de cooperar en ella, de ser consciente inteligentemente solidario
Estos conocimientos han sido cristalizados por Decroly en sus centros de interés que, por el principio del redescubrimiento, deben conducir al niño a hacerse apto para la vida. Además es importante mencionar que considera el interés genuino como ligado imprescindiblemente a una necesidad y divide los intereses fundamentales en cuatro especies: necesidad de nutrirse, necesidad de cubrirse y protegerse de la intemperie, necesidad de defenderse de los peligros y los enemigos; necesidad de actuar, trabajar solo o en grupo, de recrearse y mejorarse. Cada una de estas necesidades puede constituir un centro válido de interés susceptible de dar pie a todas las actividades pertinentes un año escolar completo; es decir, no se debe uno perder en el aprendizaje aislado, privado de su sentido y de su referencia a la vida. Gracias al centro de interés se trata de respetar no sólo las motivaciones del alumno, porque enseñanza debe ser una respuesta a estas interrogaciones, sino también las exigencias del trabajo intelectual, con el hábito de integrar los conocimientos adquiridos en conjuntos ordenados.
Cada uno de estos centros, al cual se consagra todo un año escolar, se enlaza y se relaciona con conocimiento del niño y su organismo, pues para Decroly los centros de interés constituyen ideas-pivote, donde encuentran a la vez las necesidades que considera naturales porque contienen su concepción biosocial, y el estudio del medio al cual el niño debe introducirse: el conocimiento de los animales; de los elementos; de los vegetales de la sociedad humana. En cada fase apela a la observación, la asociación en el espacio y el tiempo, y la expresión concreta y abstracta.
Como se ve en Decroly, el concepto de interés aparece más vinculado que en Dewey con las exigencias biológicas elementales, pues en el segundo está esencialmente ligado con el gusto de la actividad que corresponde más o menos a la cuarta categoría de las necesidades de Decroly. Los centros de interés de Decroly corresponde en pleno a las disposiciones infantiles.
Familiarizar al niño con lo que le interesa, sin obligarlo prematuramente a analizar, a distinguir y a separar; aplazar estas operaciones para cuando sean funcionalmente necesarias, después de haber articulado ulteriormente interés mismo, he ahí el sentido general que para Decroly tiene el método global que, por consiguiente, no de restringirse, como se ha hecho costumbre, sólo al sistema de aprendizaje de lectura y escritura.
El principio de la enseñanza global excluye de la escuela Decroly las materias tradicionales que, por otra parte, se presentan en un orden parcialmente diverso: como con Dewey, la historia (asociación en el tiempo) y la geografía (asociación en el espacio) adquieren una importancia mayor, a! igual que las actividades expresivas (lenguaje, dibujo, música, etcétera). En lo que respecta a la observación, Decroiy la entiende en la manera más activa posible, casi como exploración del ambiente, no según el módulo más bien pasivo de las viejas lecciones intuitivas o de lecciones de cosas.
Considera la observación como la base de todos los ejercicios, como punto de partida del desarrollo de todas las actividades intelectuales del niño. Debe poner a éste en contacto directo con el mundo animado e inanimado que lo rodea y sobre el cual atraen la atención los centros de interés. No será objeto de una simple descripción; manipulando, mirandocomparando los objetos de su medio directo y vivo, el niño debe ver cómo se alimenta el animal, cómo se protege, en qué puede sernos útil.
La observación debe ser continua, en el grado posible, y realizarse en un medio natural. No se trata, por ejemplo, de llevar un día a clase una gallina y enseñársela al alumno, sino que éste vaya al gallinero. Los ejercicios de asociación quieren enlazar el conocimiento adquirido por la observación directa con nociones adquiridas anteriormente o que se presentan al niño en forma de imágenes, escritos, etcétera.
Decroly llega a distinguir cuatro grupos de asociación: la asociación en el espacio, que corresponde a la geografía en su sentido más amplio; la asociación en el tiempo, que corresponde a la historia; la asociación de la apropiación a las necesidades del hombre, que permite a! niño adquirir nociones de economía doméstica, de tecnología, de higiene; y la asociación de causa a efecto, que debe revelar al niño el cómo y porqué de los fenómenos. Estos ejercicios que apelan a la imaginación ensanchan el horizonte del niño y le hacen entrever el carácter relativo de las cosas.
Decroly manifiesta que la escuela debe modificarse de manera profunda. La crítica que hace a la escuela es muy severa, pues dice que no cumple con sus propósitos, aunque bien los podría cumplir, pues afirma "desde mi punto de vista, la escuela no crea niños anormalesni tampoco normales, aunque favorece anomalías latentes". Esta situación es preocupante porque la escuela constituye para él la institución humana más elevadaPara Decroly, el porvenir de un pueblo depende de la organización y de la influencia de la escuela. Por medio de ella, cada individuo debe desarrollarse lo mejor posible. Sin duda en ella no se pretende hacer parecidos a todos los hombres, inculcarles los mismos valores, pero sí hacerlos capaces de producir y de tener un rendimiento adecuado a sus posibilidades físicas e intelectuales. Decroly observa que el objeto de la educación es favorecer la adaptación del individuo a la vida social. Por ello, la representación tradicional de la infancia y las técnicas educativas deben estar en revisión constante. Es importante que los recursos se adapten a las circunstancias, al medio; que tengan en cuenta las necesidades de momento y las condiciones locales, sin perder de vista el punto principal: el mismo niño. Sin embargo, la educación debe respetar su originalidad para lograr una mejor integración de las generaciones jóvenes al medio social, porque un objetivo social no puede lograrse si no tomamos en cuenta las posibilidades de los individuos. Es necesario ocuparse del medio físico para sacar partido de él para adaptar a los individuos, para prepararlo a vivir.
La educación tiene su punto de partida en la voluntad de adecuación al movimiento general de la existencia de la especie humana, de sus adaptaciones sucesivas. Centrado en el hombre en su historia y porvenir, examinan su métodos tomando en cuenta, gracias a estudios científicos, la naturaleza real del individuo. Los principios fundamentales de la enseñanza son los siguientes:
- Impregnar toda la enseñanza de la noción de evolución.
- Partir del niño en la medida de lo posible, hacerle sentir los mecanismos de su ser.
- Hacerle observe la naturaleza, los fenómenos que ocurren en ella, los avances y los inconvenientes que le ofrece.
- Hacer pasar al niño por los estados de civilización que la humanidad pasó para apropiarse de la naturaleza, inculcándole la responsabilidad de resolver problemas y conducirlo de manera gradual a la comprensión de la necesidad inevitable del trabajo y del respeto que éste merece. Contrariamente a los partidarios de la nueva educación, no pretende aquí ubicar al niño solo y en primer plano; conviene considerar por un lado al niño mismo, y por otro las necesidades de la sociedad, a fin de establecer condiciones pedagógicas tales que el escolar pueda adaptarse a la vida social. La escuela debe esforzarse por respetar la originalidad de estructuras y de funcionamiento. Ya que el niño es un ser social y está destinado a vivir en sociedad, debe proceder de manera que propicie actitudes sociales en el individuo, cuyo conocimiento consecuencia de la adaptación al medio social en que deberá vivir, y puesto que el niño es un ser en constan evolución física y mental, la educación debe organizar sus métodos en función de este desarrollo.

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